La contaminación de los ambientes interiores de los edificios es la causa de múltiples problemas de salud de variada naturaleza, que pueden abarcar desde una simple fatiga o molestia, hasta síntomas compatibles con alergias, infecciones y cáncer, entre otras.
Los contaminantes presentes en el aire interior de los edificios, ya sean químicos, físicos o biológicos, varían en función de las actividades que se desarrollan en dichos espacios, el estado sanitario de los ocupantes, la infraestructura física del edificio y sus bienes materiales y la calidad del aire en el entorno. En la actualidad contaminante ambiental como: humo ambiental de tabaco, formaldehido, radón, fibras minerales, isocianatos y resinas epoxidicas , han sido identificados como alguno de los principales riesgos emergentes que pueden aumentar el riesgo de enfermedades como: alergias, asma, trastornos de la fertilidad y el cáncer.
Los factores físicos que influyen en el confort están relacionados principalmente con la humedad relativa, la velocidad media del aire, la temperatura y el ruido. Además existen contaminantes químicos entre los que están el dióxido de carbono (indicativo de insuficiente aire de renovación en el interior), monóxido de carbono, dióxido de azufre, ozono, compuestos orgánicos, etc. En definitiva un “coctel” de sustancias contaminantes a los que la población se enfrenta a diario en los edificios.
Para contrarrestar estas agresiones a nuestra salud, sistemas de filtrados de aire en conformidad a estándares rigurosos, ya sea en los sistemas de aire acondicionado, calefacción y ventilación, nos llevaran a poder asegurar drásticas disminuciones o hasta la eliminación total de estos contaminantes en el interior de los edificios, llevando por consecuencia a un mayor nivel de confort, productividad y salud, tanto a los usuarios como a las personas que trabajan en los edificios públicos.
Fuente: CALIDAD del AIRE INTERIOR en edificios de uso público – Portal de Salud de la Comunidad de Madrid