La piel del edificio y el bombeo eficiente como oportunidades de ahorro de costes energéticos

La Piel del Edificio (Envolvente) 

El exterior de un edificio es un órgano vivo que, como la piel humana, integra el interior con el exterior y tiene un papel clave en el equilibrio térmico y climático de los edificios y en su consumo de energía. Una manera de empezar sería actuar sobre el aislamiento general de la fachada, instalando de sistemas SATE (Sistemas de Aislamiento Térmico en el Exterior), que implica superponer, a la superficie exterior del edificio, diferentes capas de materiales aislantes que mejoran enormemente el comportamiento térmico del edificio, reduciendo las pérdidas térmicas y mejorando el aislamiento acústico, lo que conlleva una mejora en el confort de los clientes. Como la actuación se realiza en el exterior, la instalación no perturba la actividad normal del hotel, que puede seguir en funcionamiento mientras se completa el proceso. Una incorrecta envolvente del edificio puede llevar a pasar la carga térmica del mismo y su consumo respectivo por este ítem, de un 10% a un 40%. 

Bombeo Eficiente

Hasta un 15% del consumo eléctrico total de un hotel proviene de los sistemas de bombeo, los cuales intervienen en casi todos los procesos de este tipo de instalaciones (aire acondicionado, calefacción, agua, albercas…); por eso, al utilizarse equipos más eficientes se puede reducir drásticamente el gasto energético. 


Cabe mencionarse que la utilización de Variadores de Velocidad es una gran alternativa para hacer eficientes las bombas existentes, así como nuevos sistemas de bombeo. Por lo anterior, si se logra variar su velocidad y por consiguiente su caudal para ajustarlo a la demanda o carga parcial de agua en cualquier instante (curva de demanda), los cuales pueden ir desde velocidades que varía entre un 20% a un 100%.  Lo anterior significa que al disminuir la velocidad de una bomba centrífuga a un 25% de su velocidad, el consumo de potencia de la misma decrecerá en un 57.8%. Para una reducción de velocidad de un 30%, el consumo se minimiza en un 65.7%. Y si consideramos que estos descensos estarían afectando a los equipos, que representan hasta un 60% del total de energía consumida por un edificio típico, vemos que el potencial de ahorro energético es inmenso mediante la aplicación de este sistema de variación de velocidad. 

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