El estudio ha sido realizado entre más de 1.000 empresas de toda España que tienen menos de 10 trabajadores con el objetivo de conocer su consumo energético. Según el informe, el 43% de ellas podría rebajar el importe de su factura eléctrica entre un 10% y un 23% si aplicara medidas para mejorar su eficiencia.
Entre estas medidas, Endesa sugiere el cambio de bombillas incandescentes por led, una inversión que, según la compañía, se recupera en menos de cuatro años, así como la renovación de las calderas y la implantación de sistemas de control de la energía reactiva, aquella que se gasta en el funcionamiento de motores, transformadores y luminarias y provoca la pérdida de potencia útil y caídas de tensión.
A pesar de que la energía reactiva tiene un impacto grande en la factura eléctrica, el informe apunta que el 78% de las pymes no controla su consumo, lo que se consigue instalando, por ejemplo, baterías de condensadores. Estos equipos, que evitan que el flujo de energía reactiva salga a la red de distribución, cuestan unos 600 euros, tienen larga vida útil y casi no necesitan mantenimiento.
El estudio muestra también que las pymes desconocen el ahorro que pueden obtener poniendo en marcha medidas correctivas que no requieren inversión, como adecuar la potencia contratada, ajustar la tarifa a los hábitos de trabajo de su plantilla y eliminar los consumos ocultos, aquellos que realizan aparatos que aunque están apagados, siguen recibiendo corriente al estar en modo de espera (la famosa lucecita roja encendida).
Junto con los ahorros económicos, Endesa estima que si se tomaran estas medidas, una sola pyme del sector servicios podría evitar la emisión de 5,78 toneladas de CO2 al año, mientras que en el caso de otra del sector industrial, el impacto medioambiental sería de 5,46 toneladas menos. En hostelería, una sola empresa dejaría de arrojar 3,11 toneladas de CO2 a la atmósfera, y en agricultura, 2,73.
FUENTE: CINCO DÍAS
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